El chantecler se apoderó de Lotus theater y los que ahí estuvimos nos trasladamos a los bares malebos de los años cuarenta, donde las prostitutas eran las top models y lo que horrorizaba de día en las calles, de noche en los bares, era hipnotizador glamour.
Quizás sea en los cabarets donde haya que buscar el principio de la moda o por lo menos del show de la moda, o quizás debamos entender este mundo como lo entendía Oscar Wilde, quien en boca de una de las presentadoras que dio comienzo a la noche, decía: ”la moda es algo tan horrible que hay que cambiarla cada seis meses”, de una o de la otra forma, la primer noche del Fashion Freak cumplió y generó muchas expectativas para lo que se vine.
A eso de las cero horas llegué a Bailen 22 donde Lotus theatre está ubicado. Ya desde afuera del lugar se podía sentir la vibra de lo que estaba por pasar, al entrar contra la izquierda del escenario un grupo de proxenetas jugaban a las cartas mientras chicas disfrasadas de prostitutas se paseaban por el salón, en una mesa distraídos dictadores del pasado observaban la función y el escenario vacío era la invitación a lo impensable, y así ocurrió, Fashion Freak encendió la noche.
Primero fue la intervención músical de Cumie Dunio que subió acompañada de un bailarín al escenario, a continuación Josean Torres el coreógrafo del Fashion Freak y uno de los proxenetas que jugaban a las cartas, fue quien tomó el micrófono e hizo también lo suyo cantando, mientras detrás en un telón blanco sombras chinescas narraron la historia de una niña que era amenazada por un monstruo, el monstruo de la moda poco convencional quizás, el lobo que amenaza a los parámetros clásicos, pacatos y anticuados de la moda tradicional.
Aunque el broche de oro de la primera parte fue la intervención de La boite a Couture, quienes hicieron una representación de dos chicas que se alimentaban una de la ropa de la otra y viceversa, ropa de caramelo que posteriormente fue convidada al público, más que interesante metáfora para matizar la noche.
La segunda parte si es que podemos dividirla en dos, estuvo enfocada en la barra del lugar, la cual se convirtió en una pasarela por donde desfilaron bailarinas y modelos que hicieron que la noche tomara un poco más de calor. Aunque el momento hot estuvo a cargo de 2 streeptease retro que generaron al compás de la música de Edith Piaff que los que estábamos presentes, nos miráramos y creyeramos por un momento que estábamos en el Moulin Rouge en sus años de explendor.
Sin dudas una noche mágnifica para empezar. Por suerte todavía quedan por delante seis más, que prometen y seguro serán tan impresionantes como esta.
maxi uceda
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